Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el reino subterráneo donde no existe la mentira ni el dolor, vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos.
Soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol. Un día, burlando toda vigilancia, la princesa escapó. Una vez en el exterior la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado.
La princesa olvidó quien era, de dónde venía. Su cuerpo sufrió frío, enfermedad, dolor y el correr de los años y murió. Sin embargo, su padre el rey sabía que el alma de la princesa regresaría… quizá en otro cuerpo, en otro tiempo, en otro lugar…
Y él esperaría hasta su último aliento…
hasta que el mundo dejara de girar.
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